Desde hace varios años, las noches de los corsos se alegran con el baile, el ritmo y la música de Sambos Caporales, que fueron quienes siguieron en el paso por el Corsódromo “Gabriel Antonio”. Este año la fraternidad se despegó del color azul y celeste que los identificaba y apostaron por algo mucho más novedoso, utilizando así los colores verde, blanco y dorado, acompañados de una gran figura que es el escorpión, símbolo que denota una gran fortaleza y respeto.
Con el respeto que significa el rey momo y el concepto empezó a quemarse y dio por finalizado los corsos de este año.
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